jueves, 17 de marzo de 2016

EL HOMBRE DEL SACO

Nicolás, con sus escasos cuatro años y medio, se calzó sus botas de lluvia azul marino y se ató su capa de Superman. Se colocó su casco de montar en bicicleta con ambas manos. Embrazó su escudo y agarró con fuerza su espada de plástico y, sentado en la cama, esperó a que viniera el Hombre del Saco para derrotarlo como los valientes caballeros de los cuentos que le leía su padre. Estaba decidido a vencerle hasta que, finalmente, le venció el sueño.

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