lunes, 6 de agosto de 2018

SIETE DÍAS.

Cruzado de brazos frente a frente le dije que no estaba de acuerdo en absoluto. En siete días no era posible que hubiera acabado toda la tarea que tenía por delante y no presentara multitud de fallos y cabos sueltos.

Él me miró de arriba abajo frunciendo el ceño que manera casi amenazante. Yo confiaba en que, atendiendo a su bondad, encajaría las críticas de mejor manera. 

En el preciso momento en que los relámpagos comenzaron a iluminar el firmamento me di cuenta que estaba muy equivocado.