domingo, 29 de abril de 2018

EL ENTIERRO.

Mis amigos, mis familiares y yo avanzábamos llenos de pesar y tristeza detrás del féretro por el camino de tierra que conducía al lugar del entierro. El trayecto a lo largo del cementerio se hizo triste y doloroso. La oscuridad del cielo nublado de la tarde se mezclaba con el blanco del mármol de las lápidas y el gris de la piedra de las tumbas conformando una paleta cromática deprimente que sólo se rompía por el colorido de los ramos de flores.

Cuando vi el ataúd descender hasta el fondo de la oscura y fría fosa donde reposaría hasta el fin de los tiempos, sentí que mi cuerpo se desvanecía pero mi fuerza de voluntad me ayudó a permanecer firme y no caer de bruces dentro del agujero.

Una vez cubierto por la tierra las personas que asistieron al sepelio se retiraron del lugar en pequeños grupos o en solitario. Yo decidí permanecer un rato más en el lugar incapaz de alejarme de allí.

A medida que moría la tarde y las sombras de las cruces se alargaban fue extendiéndose por el suelo del camposanto una densa niebla creando un paisaje fantasmagórico. Algo en mi interior me decía que debía marcharme de allí lo más pronto posible pero mi cuerpo se resistía a alejarse.

Después de contemplar por última vez la lápida de mármol que tenía grabado mi nombre. Me alejé transportado por la suave brisa que comenzaba a soplar lleno de tristeza mientras me desvanecía dejando atrás mi cuerpo sin vida y sin alma.

lunes, 23 de abril de 2018

POR SIEMPRE JUNTOS.

-¡No puedo creer lo que acabas de hacer! -exclamó su amiga Carla con los ojos fuera de las órbitas- ¿Qué has ido allí de verdad?

-Ya te he dicho que sí. Que fui a casa de la vieja a que me leyera el futuro -respondió Marta a su amiga de manera cansina.

-Pero esa vieja es una bruja. Dicen que utiliza artes oscuras para adivinar el porvenir y sacrifica animales para ver el futuro -Carla no podía creer lo que su amiga de toda la vida acababa de hacer.

-Bueno, tampoco es para tanto -Restó importancia a lo ocurrido-. Sólo rajó a una paloma. ¡La ciudad está llena de palomas! Además, tan solo le pregunté con quién pasaría el resto de mi vida.

-¿Y qué fue lo que te dijo?

-La vieja me dijo que pasaría toda la eternidad junto a Gianluigi Bonucci -Respondió Marta mientras se sentaba a los pies de la cama de su amiga.

-Pero... ¿ese quién es? ¿Lo conoces?

-No. No lo conozco de nada. Un italiano -Dijo Marta suspirando mientras se tumbaba en la cama abrazando uno de los cojines que había a su lado-. ¿Te lo puedes creer?

Unas semanas más tarde Carla recibió una llamada que la dejó completamente helada. Su amiga Marta había fallecido en un terrible accidente que había sufrido con su ciclomotor.

Cuando finalizó el entierro de su amiga, entre lágrimas, se fijó en la lápida que estaba situada junto a la de su amiga. La joven se quedó petrificada y un escalofrío le recorrió toda la espalda. La inscripción rezaba: "Aquí descansa en paz Gianluigi Bonucci."



jueves, 5 de abril de 2018

LA NOCHE DEL CAZADOR.

La fuerte tormenta que acababa de azotar la ciudad había producido un corte de luz generalizado sumiendo las calles en una oscuridad que sólo era paliada en parte por la luz de la luna creciente que ahora se abría paso entre las nubes que, después de descargar de forma violenta el agua que portaban, se dispersaban en el cielo nocturno.

La figura esbelta de una mujer caminaba por las solitarias y oscuras calles con paso apresurado cuando, al pasar frente a una callejuela lateral escuchó voces y risotadas que se callaron al verla aparecer. Sin mirar atrás la joven aceleró el paso pero las tres figuras que la habían visto sola salieron detrás de ella silbándole y llamándola. Casi estaban a escasos seis metros de ella cuando, por la esquina, giró un vehículo iluminando toda la calle con sus luces delanteras. La joven miró hacia atrás pero los tres perseguidores se había esfumado por arte de magia.

- ¡Buenas noches, señora! No debería andar sola por las calles en una noche como la de hoy. Suba al coche -le indicó el hombre mientras abría el pestillo de la puerta del vehículo-. Puedo acercarla a su casa si quiere.

Con una rapidez y fuerza inusual, agarró al hombre por el cuello y, sacándolo del coche por la ventanilla, lo arrastró hacia un callejón lateral con suma facilidad. Cuando la figura de la joven apareció momentos después se relamía las comisuras de sus labios manchados de sangre mientras sus largos colmillos brillaban a la luz de la luna.