jueves, 10 de diciembre de 2015

DESPERTAR

6:58:32 h. Abrió los ojos despacio y miró el reloj. Aún faltaban unos minutos. Se estiró completamente bajo el edredón nórdico que le cubría y con un movimiento pausado del pie lo dejó caer al suelo.

6:59:16 h. Permaneció impasible unos momentos mirando la lámpara que colgaba del techo mientras que el aire fresco de la mañana le acariciaba la totalidad de su cuerpo desnudo y los tímidos rayos del sol que se filtraban entre las rendijas de la persiana a medio bajar se proyectaban en la pared opuesta. Quería aprovechar al máximo estos momentos que le quedaban.

7:00:00 h. En el despertador comenzó a sonar la misma emisora de radio de todas las mañanas y su mujer empezó a moverse lentamente buscando, aún adormilada, el botón para bajar el volumen de la radio. Con un movimiento rápido se sentó en la cama y volvió a desperezarse. Se pasó la mano por la nuca. Todavía faltaban tres días para que se cumplieran cuatro años de ese fatídico día pero, a pesar de todo el tiempo que ya había transcurrido, aún no lograba acostumbrarse a la idea de estar muerto.

7:00:08 h. Bostezando, se puso de pie y atravesó la pared del que, no hace muchos años atrás, fuera su dormitorio.


EL CICLO DE LA VIDA

Don Miguel, el profesor de ciencias naturales, caminaba sobre la tarima de un lado a otro mientras explicaba la lección. Hoy hablaba sobre las funciones vitales de todos los seres vivos y hoy, como siempre, Lucas estaba absorto dibujando aviones en su libreta cuando el profesor dijo algo que le hizo detenerse de inmediato y alzar la vista hacia el profesor con los ojos abiertos de par en par.

- “Niños, todos los seres vivos… nacen, crecen, se reproducen y, por último, mueren”

Lucas se quedó petrificado y, a sus escasos siete años, se planteó una cuestión que hasta el momento ni tan siquiera se había asomado en su pueril mente. Él no se acordaba de cuando nació, ni siquiera tenía un leve recuerdo de los meses siguientes. Por supuesto, no entraba en sus planes crecer, quería seguir siendo niño durante toda su vida y, muchísimo menos reproducirse. La simple idea de tener que besar a una chica le ponía los pelos de punta. Así fue como llegó a una terrible conclusión… ¿su existencia se limitaba tan sólo a morir?

viernes, 4 de diciembre de 2015

NUEVOS VECINOS

La mañana se encaminaba ya a su fin cuando un camión blanco con la serigrafía de “Mudanzas Rapid” estacionó en la casa de enfrente y se bajaron tres operarios de la cabina.

-“Mira nene”- dijo Sebastián a su hijo mientras, sentado en la mecedora del porche, dejaba de leer la prensa. -“Parece que pronto vamos a volver a tener nuevos vecinos”

-“Si”- respondió el chico a su padre a la vez que continuaba jugando sentado en el suelo con sus bloques de construcción sin, tan siquiera, levantar la vista. -“Ya veremos si éstos duran más que los anteriores que vinieron”

-“Tienes razón, nene. Ya son cuatro las familias que Amelie ha expulsado de la casa”-. Dijo el padre mientras observaba como la figura de una pequeña vestida de blanco y una larga melena rubia se recortaba en la ventana de la planta del piso superior para desaparecer unos breves instantes después detrás de las viejas y raídas cortinas color beige.